La OMS aprobó la vacuna de Sinovac

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó la vacuna de Sinovac (llamada CoronaVac) contra el coronavirus para su uso de emergencia, garantizando de esta manera a los países el cumplimiento de las normas internacionales de seguridad, eficacia y fabricación.

La Organización Mundial de la Salud da la la garantía de que la vacuna producida en la República Popular China cumple las normas internacionales de seguridad, eficacia y fabricación.  Es la que se usa en Chile y Brasil.

El comité de expertos recomendó el inmunizante, el segundo inyectable chino que recibe la aprobación de la organización internacional tras el de Sinopharm que ya se administra en Argentina.

La agencia sanitaria ya incluyó en esa lista además el fármaco de Moderna, al de Pfizer/BioNTech, al de Johnson&Johnson y a las dos vacunas AstraZeneca, la fabricada en India (llamada Covishield que también se usa en Argentina) y la que desarrolla en Corea del Sur.

La lista de uso de emergencia de la OMS es un requisito previo para el suministro de vacunas al Covax y la adquisición internacional. También permite a los países acelerar su propia aprobación reglamentaria para importar y administrar las vacunas contra el coronavirus.

Inspecciones en China

En el caso de la vacuna de la empresa Sinovac, la evaluación de la OMS incluyó inspecciones de las instalaciones de producción en la República PopularChina.

"Sus requisitos de fácil almacenamiento la hacen muy manejable y especialmente adecuada para entornos de bajos recursos", destacó el organismo sanitario en un comunicado.

Sobre la base de las pruebas científicas disponibles, la OMS recomienda el uso de la vacuna en adultos de 18 años o más, en un esquema de dos dosis con un intervalo de dos a cuatro semanas.

Los resultados de la eficacia de la vacuna mostraron que la vacuna previno la enfermedad sintomática en el 51 por ciento de los vacunados y evitó la Covid-19 grave y la hospitalización en el 100 por cien de la población estudiada.

La vacuna Sinovac ya se está administrando de forma masiva en unos 22 países y territorios, incluyendo a Chile y Brasil.