Son cuarenta jóvenes quienes actualmente conforman el Grupo Juvenil de la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Las Higueras, todos ellos motivados a partir de la necesidad de participar de la vida comunitaria parroquial, ya sea en el Ministerio de Música, colaborando en las Celebraciones, en la Catequesis y sobre todo educándose en la fe.

¿Cómo y porqué surge el grupo?

Surge a raíz del comienzo de la catequesis de confirmación y además, la ausencia de un grupo de jóvenes en la parroquia hace ya algún tiempo. Quisimos brindar un espacio de catequesis diferente, donde todo vaya surgiendo desde la charla, el encuentro, el compartir.  Y nos reunimos los días sábados; asistiendo primero a la celebración de la misa, y luego el encuentro en el salón parroquial. 

¿Qué los motiva a participar?

El objetivo principal, es que los chicos sientan a la parroquia como su casa, que quieran participar de la vida comunitaria (es decir, en el ministerio de música, ayudando en las misas, en la catequesis), y por supuesto, ayudarlos a acrecentar su fe, desde la reflexión, la solidaridad, el respeto, el salir al encuentro con el hermano y con Dios.

Por un lado, uno de los ejes es guiar a los jóvenes en el camino al Sacramento de la confirmación, y apuntamos el contenido de los encuentros para el lado de la reflexión, del crecimiento espiritual. Por otro lado, como grupo de jóvenes, apuntamos a la participación en la vida comunitaria y a la misión, que, no se trata solo de ir casa por casa a orar (que es algo que la situación sanitaria nos impide) si no de llevar el mensaje de la Palabra a nuestra casa, a quienes nos rodean, ya sea desde la oración, con gestos concretos hacia nuestros hermanos.

 ¿Cómo manejan los encuentros en estos días de pandemia y restricciones?

Continuaremos con los encuentros por plataformas virtuales, hasta poder volver a la presencialidad y encontrarnos obviamente respetando todos los protocolos correspondientes. 

¿Cuál es el vínculo con el Padre Fernando?

Tenemos una excelente relación, nos guía y acompaña en cada una de nuestras tareas y siempre está dispuesto a brindarnos lo que necesitemos, nos incentiva en este camino y realmente nos hace sentir en casa, como hijos de Dios que somos.