“Jesús nunca nos dará una cruz más grande de la que podamos llevar”
Así lo afirmó Verónica Pierangeli quien junto a Vanesa Peralta caminó durante casi 10 horas hasta el Santuario del Cristo de la Buena Muerte en Reducción, una de las peregrinaciones más convocantes del país. Una experiencia marcada por el cansancio físico, la emoción y la profunda fe.
Este miércoles 30 de abril a las 20:10, Vanesa Peralta y Verónica Pierangeli partieron desde Higueras rumbo al Santuario del Cristo de la Buena Muerte en Reducción, peregrinando en la víspera del 1° de mayo para participar de una de las festividades religiosas más multitudinarias de la región, organizada por todas las parroquias de Río Cuarto junto al santuario.
Las caminantes recorrieron 41,3 kilómetros en 9 horas y 46 minutos, deteniéndose solo 40 minutos para cenar en Paso del Durazno. “Los últimos kilómetros fueron terribles”, contaron, pero gracias a Dios llegaron bien, con el cansancio natural reflejado en las piernas y el corazón lleno de fe.
Para Verónica, esta fue su tercera caminata hacia Reducción. “Las dos primeras he rezado por mi familia y he agradecido el trabajo y la salud, pero esta es muy especial porque necesito de Jesús una gracia particular por la conversión, la salud y la paz de alguien muy cercano”, explicó con emoción.
“Fue muy emocionante poder llegar a pesar del dolor en las piernas, observar a Jesús y sentir que él me mira, me consuela y me da fuerzas para seguir adelante sin entender, a veces, por qué suceden algunas cosas. Creo que Jesús nunca nos dará una cruz más grande de la que podamos llevar”, reflexionó.
“Siempre hay que apostar por el amor de Jesús y de la Virgencita, confiar y pedir que nos abracen, y en sus brazos sentir su amor, su consuelo y las fuerzas necesarias para seguir adelante a pesar de todo sufrimiento”, concluyó.
Una peregrinación que reafirma que cuando la fe guía los pasos, el cuerpo puede doler, pero el alma se fortalece.