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Gian Lucchesi, dos años después: “El primer mes fue durísimo, no sabíamos cómo íbamos a salir”

Con la intensidad del año ya atrás y lejos del ruido de la campaña, el intendente se detiene a pensar. En una entrevista sin apuros, habla de los primeros meses más duros de gestión, del aprendizaje, de la ciudad que dejó de ser pueblo y de los desafíos que empiezan a definir la segunda mitad de su mandato. La anécdota que lo hizo llorar y hasta de sus posibles sucesores.

La Entrevista | Voces de la CiudadHace 5 horasRedacción El Día de HiguerasRedacción El Día de Higueras
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Durante buena parte de 2025, Gianfranco Lucchesi estuvo en el centro de la escena: una campaña electoral intensa, una fuerte presencia mediática, varias apariciones en el ranking de intendentes, obras que marcaron agenda y, sobre el cierre del año, el raid mediático que generó la llegada de los F-16 a Las Higueras.

El objetivo de la entrevista fue dejar que pase el ruido, que baje la espuma y encontrarse con el intendente en otro clima. Más vecino que funcionario, más gestor que declarante y cuando la intensidad del año empieza a aflojar.

El encuentro fue en su despacho. O, mejor dicho, en la sala de reuniones de la Municipalidad que el desde hace 2 años adoptó como su oficina: un mesón largo, una televisión encendida en TN sin volumen, una pizarra blanca con anotaciones, un plano de Las Higueras en la pared pero sin colgar, las banderas institucionales de Córdoba, Argentina y la ciudad, y un cuadro del gobernador Martín Llaryora. Entre esos símbolos de gestión y poder, un detalle que humaniza la escena: una camiseta del infanto juvenil del Centro Social, enmarcada.

Lucchesi está relajado. No espera una entrevista de balance. Se sienta, cruza las manos, habla sin mirar el reloj. No hay respuestas prefabricadas. La charla empieza como entrevista y, con el correr de los minutos, se transforma en conversación.

—Si tuvieras que contarle a alguien de afuera cómo fue este año para Las Higueras, ¿cómo lo describirías?

«Todavía lo estoy procesando, porque siento que no terminó. Pero fue un año muy intenso. La campaña, la elección que ganamos, que fue muy importante para fortalecer la gestión y el equipo. Y después las obras. Levantar la cabeza y ver la pavimentación de Congreso de Tucumán, de la 9 de Julio, el cordón cuneta avanzando en Palestro. Arrancamos hace dos años y no paramos. Eso también desgasta, pero ya entendimos cómo funciona la rueda del año y cuándo hay que meter más intensidad».

La palabra intenso aparece varias veces a lo largo de la charla. No como consigna, sino como descripción natural de su forma de gestionar.

—La elección fue un punto fuerte del año. Ganaste en un contexto complicado para el oficialismo provincial. ¿Cómo lo analizás hoy?

«Sabíamos que si no entrábamos con el mensaje, perdíamos. Y entramos. El mensaje fue claro: acompañarnos a nosotros era acompañar a la gestión y a la Provincia. El resultado fue ajustado, pero se ganó. Y ganar consolida la gestión. A mí me importó mucho que el equipo salga a la calle, que se choque con la realidad, que escuche. Eso nos dejó mucha información para después».

Lucchesi, vivió una elección más local que ideológica.

«Había gente que me decía: “Te entiendo, acompaño la gestión, pero no puedo votarte”. Y está bien. Lo importante es que muchos sí entendieron que si a Las Higueras le iba bien en esa elección, después iba a ser más fácil gestionar».

Ese respaldo, asegura, abrió puertas.

—¿Eso se traduce en obras concretas?

«Sí. Hoy tenemos comprometido un camión compactador cero kilómetro, que son casi 180 millones que el municipio no va a tener que gastar. Está lo del Colegio de la Base, el aula taller, una obra de más de 1.700 millones que sale a licitación en los próximos meses. Está el gas en distintos barrios. Eso sale porque hay relación con la Provincia, pero sobre todo porque los proyectos están armados. Si no tenés el proyecto, no sale nada».

Habla sin épica, con método.

«Yo leo el presupuesto provincial. Veo qué ministerio tiene recursos, qué agencia no ejecutó todo. Gestionar también es eso: saber dónde pedir, cómo pedir y cuándo».

—¿Cómo definís tu forma de gestionar?

«Perseverancia e inclusión. Incluir al barrio, a la institución, al que corta el pasto, al que queda afuera del sistema. No es solo inclusión social, es inclusión en la gestión. Todos somos iguales, respetando los roles».

La charla deriva hacia los vínculos locales, siempre sensibles en un pueblo que creció rápido.

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Tenias un vinculo distante con varias instituciones, con la mayoría diría —¿Cómo construiste la relación con ellas? 

«Con respeto y con gestos. Yo no quiero estar peleado con nadie. Nunca me faltaron el respeto y yo tampoco lo hice. En un pueblo chico, si vivís enfrentado, perdemos todos. Yo creo mucho en los gestos personales. No solo fue con las instituciones también con personas con las cuales he tenido enfrentamientos pero a mí no me gusta estar peleado ni enojado con absolutamente nadie.» 

Es el momento donde reconoce que dio una vuelta de página respecto a cierto vinculos y reconoce que muchos esperaban el revanchismo.

«Soy una persona que respeta mucho y sé que a veces se esperó otra cosa de mi desde todos los sectores. Me di cuenta de eso».

—¿Qué obra te dio más satisfacción?

«La primera. La calle Malvinas Argentinas, atrás del Centro Social. Arrancamos sin saber bien cómo, buscando precios, esquivando costos imposibles. Después disfruté todas. Desde plantar un árbol hasta una obra grande. Todo cuesta, todo vale».

Cuando habla de gestión, aparece una idea que se repite: hacer ciudad.

«El gas, el agua, los desagües, las cloacas. Son cosas que antes no eran necesarias porque éramos un pueblo. Hoy sí lo son. Hay que animarse a planificarlas».

—Estás a mitad del mandato. ¿Cómo pensás el futuro?

Lucchesi se recuesta en la silla. Por primera vez, el futuro no aparece como una lista de obras, sino como reflexión política.

«Mi responsabilidad es gobernar bien hasta el último día. Dicho eso, hay un proyecto político en marcha y la ciudad necesita previsibilidad. Si la gente considera que debemos continuar, la reelección es una posibilidad. No como un capricho personal, sino como una herramienta para terminar procesos».

—¿Y el equipo? ¿Está preparado para sostener ese proyecto?

«Sí. Y eso es lo que más tranquilo me deja. Hay funcionarios jóvenes que crecieron muchísimo en estos dos años. Personas que pueden conducir áreas y ser continuidad. Las Higueras no puede depender de una sola persona».

—¿Vos crees que tenés gente en el equipo que puede ocupar el lugar de intendente?

"Yo creo que sí, y tienen por delante tiempo para formarse. Desde Rodri (Berardo), que es presidente del consejo; desde Nacho (Ludueña), que la verdad coordina toda la cuestión de la municipalidad; desde Julián (Araya), Franco (Viale), Román (Larrea), que también están atrás de todos los temas; mi hermana, (Gianni Lucchesi), que a ella también le gusta y siempre aporta mucho. En algún momento, yo no voy a poder ser más candidato por ley, o a lo mejor yo no forme parte. Pero sí creo que la gente lo ha entendido, que esto es un proyecto, sea yo el intendente o no. Esto es un proyecto donde son parte muchos jóvenes que son de Las Higueras, que piensan en el futuro y se están preparando para cuando no esté más yo y es muy valioso».

—¿Te imaginás integrando el Ejecutivo provincial si el gobernador te convoca?

«Si alguna vez sucede, será porque creen que puedo aportar desde la experiencia local. Pero hoy soy intendente de Las Higueras. Y ese es mi lugar».

En ese tramo aparece uno de los hitos que destaca con orgullo.

—¿Qué momento sentís como un antes y un después de la gestión?

«Que Las Higueras haya sido declarada ciudad. No es solo un título. Cambia la forma en que nos ven y cómo planificamos. Para mí es un hito de gestión».

El tono cambia cuando se le pregunta por el momento más duro.

—¿Cuál fue el momento más difícil desde que asumiste?

«El primer mes. Lejos».

Hace una pausa. Mira la mesa. La voz se le quiebra y entre lágrimas cuenta la anécdota:

«El primer dia, mi viejo (Gino Lucchesi) y Guillermo Bianco estaban revisando actas, papeles, cuentas del gobierno saliente. Llego y mi papá estaba llorando. Me mira y me dice: “Qué quilombo te dejaron. No sé cómo vas a hacer”».

Guillermo Bianco, secretario de Gobierno durante la gestión de su padre, estaba ahí. Gianfranco tenía 14 años cuando su padre dejó la intendencia en 2007. Ahora, le tocaba a él enfrentar un escenario tan incierto como desafiante para el joven intendente sin experiencia.

«El equipo era nuevo, joven, sin recorrido. Proveedores que caían con deudas increíbles, sueldos, aguinaldos. Hubo meses en los que no sabíamos cómo íbamos a pagar».

La salida fue tan pragmática como arriesgada.

«La venta de terrenos nos permitió oxigenar y empezar a ordenar. De a poco se fue acomodando. Pero esos primeros meses fueron críticos. Ahí entendés lo que significa gobernar».

Antes de cerrar, vuelve a los desafíos estructurales y el tema del agua que tanto le preocupa.

«El agua es central. Por eso Franco Viale va a estar al frente del área. Mejoramos muchisimo el cobro. Y el otro gran tema son los desagües: seis brazos que la ciudad necesita para encausar el agua. Eso es pensar Las Higueras a 20 años. Con los desarrollos privados, como Los Tilos, establecimos reglas claras: crecer, pero con infraestructura».

Imposible no terminar hablando de obras

La tarde cae lentamente sobre la Municipalidad. La televisión sigue encendida, la pizarra ya no tiene luz natural que la ilumine. Afuera, Las Higueras sigue creciendo, con demandas cada vez más propias de una ciudad que dejó atrás la lógica de pueblo.

Lucchesi queda parado en ese cruce: virtudes que hoy aparecen claras —capacidad de gestión, perseverancia, construcción de vínculos y planificación— y desafíos que empiezan a pesar más que nunca —infraestructura, servicios, continuidad política y formación de equipos—. La segunda mitad del mandato lo encuentra con experiencia acumulada, menos ingenuidad y más conciencia del peso real de gobernar.

Imágenes: Prensa Las Higueras

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