La joven higuerense se graduó en un contexto quizás impensado pero este tiempo de pandemia le permitió reafirmar su vocación otorgándole  fortaleza y templanza para poder llegar a la meta

¿Porqué la elección de la carrera?

Elegí ser Oficial de la Fuerza Aérea porque quería seguir los pasos de mi padre, quien es Suboficial Mayor retirado. Poder portar con orgullo los símbolos patrios y fomentar los valores que hoy en día día en la sociedad están perdidos. 

¿Te costó?

Para lograr ser Oficial de la Fuerza, es necesario cursar 4 años como cadete, por lo que en el primer año, cuesta adaptarse a esa nueva vida, adquirir una disciplina en todos los aspectos de la rutina diaria. Luego en los  siguientes años, tenemos muchas responsabilidades debido a que se tienen subalternos a cargo.

Si bien, la vida como cadete hay que dedicarse a estudiar diferentes materias, además tenemos instrucción, y en cada uno de los años se realizan diferentes maniobras de  supervivencia, las mismas nos ayudan a saber cuando podrán ser empleadas en casos de emergencias.

¿Cómo transitaste recibirte en este contexto? seguramente impensado...

El recibirse en un contexto de pandemia fue muy satisfactorio. Aunque el egreso fue pospuesto muchas veces,  me permitió reafirmar mi vocación, no dejando abatirme por las situación que se presentaba, dándome fortaleza y templanza para poder llegar a la meta, y poder así egresarme. 

¿Dónde fuiste destinada? 

Mi destino es en Córdoba, en el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) allí voy a realizar la especialidad en Comunicaciones e Informática. 

¿Notás diferencias en el ejercicio de la actividad por ser mujer en un ambiente en el que durante muchos años la mayoría eran hombres ?

Si bien la presencia de la mujer en la fuerza es muy reciente, la participación que tenemos nosotras en la institución es a la par que el personal masculino. En el caso de nuestra promoción, fuimos 16 mujeres egresadas y hay una en cada especialidad.