Elías Mores: El camino hacia la vocación y la ordenación diaconal

Elías Daniel Mores, oriundo de Las Vertientes, descubrió su pasión por la comunicación y la fe mientras estudiaba en San Luis. Ahora, tras años de entrega y servicio, se ordenará diácono el próximo 29 de noviembre en nuestra Parroquia, aquí en Las Higueras. En esta entrevista, comparte cómo las experiencias en la misa y el servicio comunitario lo llevaron a responder al llamado de convertirse en comunicador de la iglesia, fusionando su amor por los medios y su entrega espiritual.

Elías Mores: El camino hacia la vocación y la ordenación diaconal

Elías Mores, originario de Las Vertientes, descubrió su vocación hacia la comunicación y la fe mientras estudiaba en San Luis. A través de experiencias en misas y servicio en comunidades, sintió el llamado a ser comunicador dentro de la iglesia.

Contanos un poco sobre tus comienzos y cómo descubriste tu vocación. 

Mi nombre es Elías Mores, tengo 27 años y soy de Las Vertientes, aunque nací en Río Cuarto. Pasé mi infancia y adolescencia en Las Vertientes, donde siempre fui un joven muy activo y participativo en las actividades del colegio y del pueblo. Me apasionaba el mundo artístico, asistía a una academia de baile donde disfrutaba de salsa, merengue y bachata, y soñaba con trabajar en medios de comunicación, en radio y televisión.

Cuando me mudé a San Luis para estudiar Comunicación Social, mis proyectos siguieron esa línea. A pesar de estar logrando buenas calificaciones y tener una vida de estudiante plena, sentí una inquietud interior, una búsqueda de algo más profundo que me llenara plenamente. Fue en esos momentos de reflexión, al regresar de una salida o en la tranquilidad de la noche, que me encontraba preguntándome quién era y hacia dónde debía ir. 

Comencé a sentir un deseo inexplicable de ir a misa y participar más activamente. Al principio, un sacerdote de la parroquia me invitó a ser monaguillo, aunque al principio no me sentía preparado. Sin embargo, poco a poco fui integrándome más al servicio, y así me uní a un grupo misionero de Schoenstatt. Fue visitando hogares y compartiendo con personas mayores y enfermas donde empecé a encontrar respuestas en el encuentro con el otro.

¿Cómo fue contarle a tu familia sobre tu decisión?

La primera en enterarse fue mi hermana, con quien compartía un departamento en San Luis. Le conté después de una siesta, y aunque se sorprendió, me escuchó y me apoyó, lo cual fue clave para mí. Luego, se lo conté a mi madre a través de un extenso mensaje de WhatsApp. Su reacción inicial fue de silencio, pero luego me aconsejó hablar con un sacerdote para entender mejor mi llamado. Esa conversación con un cura joven y cercano me ayudó a confirmar mis sentimientos y emprender un camino de discernimiento.

Hoy están muy contentos y agradecidos. Al principio les costó comprender lo que vivían, pero siempre prevaleció la idea de que si yo era feliz, ellos lo eran también. Ahora, entendiendo mejor mi camino y lo que implica ser sacerdote, me apoyan plenamente.

¿Qué te ha dejado tu formación en el seminario?

El Seminario me brindó un profundo conocimiento de mí mismo, tanto de mis fortalezas como de mis fragilidades. No es solo un espacio de formación académica, sino integral, donde se trabaja lo psicológico, espiritual y pastoral. Mi lema de ordenación diaconal, 'Soy el barro que baila en tus manos', refleja cómo me siento: frágil, pero moldeado por Dios y sostenido por su amor.

¿Por qué comunidades pasaste durante tu formación?

Comencé en Berrotarán el primer año. Luego, estuve dos años en el equipo vocacional, donde nos movíamos por toda la Diócesis, visitando una parroquia distinta cada fin de semana. Fue una experiencia muy enriquecedora, ya que conocí a muchos sacerdotes y diversas comunidades. Después pasé dos años en General Deheza y otros dos en Monte Maíz, cerca de Santa Fe. Actualmente estoy en Las Higueras. He tenido la suerte de vivir experiencias muy variadas y cada una dejó enseñanzas valiosas. Además, en julio pasado, realicé una experiencia formativa en la Patagonia, en Rincón de los Sauces, Neuquén, donde dos sacerdotes de nuestra Diócesis están sirviendo. Fue una oportunidad muy linda de prestar servicio y nutrirme de una experiencia distinta.

 ¿Cómo es tu experiencia en la comunidad de Las Higueras?

Desde el primer momento me sentí en casa. La calidez del Padre Fernando y la apertura de la comunidad me han hecho sentir en familia, algo esencial para mí. Aquí puedo ser auténtico, lo que fortalece mi vocación y mi servicio.

¿En qué participas de manera activa en el pueblo?

Estoy involucrado en varios ámbitos. Desde el primer día me enfoqué en visitar las escuelas, como el colegio secundario de La Base y el Castagnari, así como los Jardines y la Guardería Municipal. Me gusta llevar un títere y la guitarra a los jardines, lo que muestra mi lado artístico. También visito los recreos en las escuelas, llevando un mate y compartiendo charlas informales con los estudiantes, preguntando cómo les fue en la semana o si tienen exámenes. No impongo temas religiosos, aunque a veces los propios chicos preguntan sobre la postura de la iglesia en ciertos temas. Además, los profesores saben que pueden contar conmigo para un espacio de escucha. La escucha es clave hoy en día.

¿Qué significa para vos la ordenación diaconal?

Es un paso importante hacia el servicio completo y desinteresado. Aunque ya me siento servidor desde mi ingreso al seminario, esta ordenación es un compromiso más profundo para servir a todos, sin distinción. Es un recordatorio constante de que la vocación es un llamado a entregarse completamente, siguiendo el ejemplo de Jesús.

Y después ¿qué viene?  

La siguiente etapa es la ordenación sacerdotal. Ahora será ordenado como Díacono transitorio, que es diferente del Díacono permanente. El Diácono permanente es alguien que puede tener una vida matrimonial y familiar, en cambio, el Diácono transitorio está en camino a la ordenación sacerdotal. Si todo sigue su curso, el próximo año será ordenado Sacerdote. Este es un paso hacia ese objetivo.

Una vez que te ordenes sacerdote, ¿te pueden asignar a otra Parroquia?

Sí, una vez ordenado, tanto como Diácono o Sacerdote, el Obispo puede destinarme a otra Parroquia. Esta decisión se toma de acuerdo a las necesidades de la comunidad y mis propias habilidades y talentos. Es un proceso de diálogo con el Obispo, donde se evalúa cómo puedo servir mejor. Por ejemplo, me gusta mucho el ámbito de la educación y la misión, pero estoy abierto a lo que se necesita en la Diócesis.

¿Qué es lo que sostiene la vocación sacerdotal en la sociedad actual?

Creo que la vocación se sostiene en la necesidad de escuchar y en la oración. Como dice el Papa Francisco, un Sacerdote que no reza es un mero administrador, no un Pastor. La oración debe estar unida al encuentro con la gente; tiene que ser un equilibrio entre escuchar al pueblo y la palabra de Dios. Además, es importante que los sacerdotes se muestren humanos y cercanos, reconociendo sus errores y debilidades. La gente necesita ver eso: un Sacerdote que no esté en un pedestal, sino alguien sencillo y normal, atento a las ideas y necesidades del pueblo.

"Los invito a que este 29 de noviembre a las 20:30 horas, aquí en Las Higueras me acompañen, si Dios quiere, si está lindo el clima, se haría afuera del templo, en el Atrio. Vendrá el Obispo, muchos Sacerdotes, muchos Diáconos y también las distintas comunidades donde yo estuve. Después se va a compartir una cena a la canasta en el Club San Martín".

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