«Lo más importante es no bajar los brazos nunca»
Juan Cruz Cazzola pasó de entrenar en el Centro Social a incorporarse a uno de los clubes más prestigiosos en formación de juveniles: el Club Atlético Lanús. Desde chico soñó con esta oportunidad y, con esfuerzo y dedicación, la consiguió. En esta entrevista nos cuenta cómo fue el camino hasta aquí y los desafíos que enfrenta en su nueva vida.
El joven arquero Juan Cruz Cazzola, surgido de las inferiores del Centro Social Las Higueras, vive un momento soñado en su carrera deportiva. Con apenas 16 años, tras un arduo camino de entrenamientos y esfuerzo, fue convocado para sumarse a las divisiones inferiores del Club Atlético Lanús, una institución reconocida por su trabajo con juveniles. En esta entrevista, nos cuenta su experiencia y deja un mensaje para los chicos que sueñan con seguir sus pasos.
Juan Cruz Cazzola, tiene 16 años y es categoría 2008. Inició desde chico en la escuelita de Centro Social y estuvo en el club hasta este inicio de temporada 2025, cuando se incorporó al Club Atlético Lanús en la categoría de sexta para jugar inferiores en el Torneo AFA.
-¿Cómo llegaste a Lanús?
-Llegué al club por medio de algunas pruebas y entrenamientos. Ya había hecho algunas pruebas en Banfield el año anterior, así que la experiencia no me era tan ajena. También haber formado parte del seleccionado de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto me ayudó mucho a mejorar futbolísticamente y también en lo personal, porque aprendí a formar un grupo con chicos nuevos y a compartir momentos inolvidables.
-¿Entrenabas por tu cuenta además de lo que hacías en el Centro Social?
Sí, siempre entrené aparte además de lo que hacía con el club, porque creo que es fundamental poner un esfuerzo extra para mejorar día a día.
-¿Cómo te recibieron?
-Desde el primer día me recibieron con mucha hospitalidad y predisposición para mostrarme los espacios y explicarme cómo funcionan las cosas en el club.
- ¿Cómo son los entrenamientos?
Son muy exigentes, siempre te piden que des el 100%. Cada actividad se hace con seriedad, ya sea en el gimnasio, en el entrenamiento de arqueros o en la cancha haciendo fútbol. Pero también hay momentos recreativos y de risas que hacen que el día a día sea más llevadero.
- ¿Cómo es la vida en la pensión?
-Es muy divertida porque compartimos el día con compañeros de nuestra edad que tienen la misma pasión. Pero también es una vida muy rutinaria, con horarios definidos para todo: el desayuno es a las 7 de la mañana, el almuerzo al mediodía y la cena a las 9 de la noche. Los entrenamientos arrancan a las 8:30 de la mañana y la escuela empieza después del almuerzo.
- ¿Cómo fue la adaptación a la ciudad y la escuela?
Vivir acá es muy distinto a lo que estaba acostumbrado. No solo por el cambio de rutina y las personas que me rodean, sino también por moverme en una ciudad tan grande y conocer nuevos lugares. Lo de la escuela se solucionó rápido porque hay muchos colegios en la zona. Me inscribí en uno que está frente al predio de Lanús, así que voy en el turno de la tarde y me coordinan los horarios con los entrenamientos.
- ¿Tuviste contacto con jugadores de Primera o exjugadores en el club?
-Sí, una de las experiencias más lindas es poder ver los entrenamientos de la Primera todos los días, sacarme fotos con los jugadores y compartir con exjugadores que ahora son profes, como José Sand, Esteban Pogany, Román Martínez y Marcelo Álvarez.
- ¿Qué mensaje tenés para los chicos del club?
-Que no se queden solamente con el entrenamiento que hacen en el club, siempre es necesario poner un esfuerzo extra. Que aprovechen al máximo cada entrenamiento y disfruten del día a día jugando al fútbol. Lo más importante es no bajar los brazos nunca, porque las oportunidades pueden llegar en cualquier momento. Puede que los resultados no se vean a corto plazo, pero con esfuerzo y constancia, tarde o temprano, llegan.
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