El Odio Naturalizado



Ellos con un rasgo de escepticismo propio de la edad y de todo lo que sale por esa pantalla gigante a la que le creen mucho menos que a sus micro visores donde eligen lo que quieren ver, entendieron que algo fuera de lo común estaba pasando.

Pero ¿Qué tan diferente fue a lo que venían escuchando de los noticieros? Habían visto la última semana el video del joven al que le habían pegado un culatazo en Villa Dalcar; el día anterior, en Córdoba, un hombre mató a otro luego de una discusión por un roce de vehículos y también estaban al tanto de la marcha por pedido de seguridad en el barrio Universidad. Lo único que había cambiado para ellos fue la protagonista, la damnificada; porque solo preguntaron sobre la función de la vicepresidenta, no les llamó la atención en absoluto el acto de violencia.
En ese contexto ¿Qué tan raro es lo que sucedió anoche en Recoleta? Como no pensar que cualquier persona que se siente con el derecho de acabar con la vida de otra, sesgado por el odio que desde hace años se alimenta desde la dirigencia política y desde los medios, no intente terminar con la “aparente culpable” de todos sus males.
Esto no es grieta, es odio. El odio es el sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien; que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia. Lo que sucedió anoche en el atentado a Cristina Fernández de Kirchner fue tan violento como lo que pasó luego en las redes donde la felicidad de unos y de otros dependía de si la bala del arma hubiese salido.
Ya a nadie le importa la vida del otro: ni la del hombre atropellado y abandonado en Kowalk e Irigoyen, ni el joven del Ejército sometido por sus compañeros en Pasos de Los Libres, ni la de las victimas diarias en Rosario; ni quisiera la de los bebés del Neonatal ¿Llama la atención que la figura política más importante del país, quien despierta amores y odios, fue atacada? A cuanto estábamos de que alguna persona fuera de sí, o no, materialice el odio reflejado en el sonido ambiente. Con el diario del lunes, a nada.
Hay violencia en las escuelas, en la cancha de infantiles, en la tele, en las canciones, en la calle; en donde estemos, hay violencia y la hemos naturalizado a un nivel que ni nuestros hijos la perciben.